A veces me imaginaba en las portadas de los libros.
Mi nombre aparecía en letras sobrias, [17/1/2017] elegantes, casi de porcelana.
Había incluso una breve reseña donde se hacía hincapié
mi intolerancia a la rutina y mis anhelos [21/3/2018] de soñar despierta.
Quedó todo en espejismo.
Nunca me sentaron bien las mañanas de madrugones
tras noches en vela.
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